“Altamirano es un pueblo muy tranquilo, donde se puede disfrutar de una tarde agradable”

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Uno de los atractivos para los amantes de la fotografía es el taller ferroviario

La página “Viajar en Foco” habló de Altamirano y reflejó, a través de su paso por este pueblo rural del Distrito, en una veintena de imágenes la tranquilidad y la paz de sus calles, las viejas construcciones y el ferrocarril. El texto indica lo siguiente: “A 100 km de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra el pueblo de Altamirano. Se trata de una localidad del partido de Brandsen con tan solo 200 habitantes. Cuenta con una estación de tren muy bien conservada, que con más de un siglo de vida es una de las pocas que está en actividad, ya que es muy utilizada por la población del lugar. Uno de los atractivos para los amantes de los pueblos es el taller ferroviario, lindero a las vías. Está totalmente abandonado y allí, se puede ver la estructura del taller y viejos vagones”. Y aclaran que, si bien los talleres ferroviarios abandonados dejan una sensación de angustia, “sabemos que para los fotógrafos es un lugar en el que pasan horas haciendo sus mejores tomas”.

Así lo vieron

“Altamirano es un pueblo muy tranquilo donde se puede disfrutar de una tarde agradable. Su oferta gastronómica es escasa, únicamente existen tres despensas donde se puede comprar algún refrigerio, pero Brandsen se encuentra a tan solo 20 km y es una muy buena opción para hacer una pausa y comer rico”.

Viajar en Foco siguen con el detalle: “La Estación Altamirano merece especial atención, es que gracias a su estratégica ubicación geográfica sirvió como empalme y contó también con un taller de máquinas, un triángulo que conecta ambos ramales. Muchos eran los trabajadores ferroviarios que dedicaban buena parte de sus días en ese lugar y es por eso que el pueblo contaba con hotel, “El Colonial”, que recibía a cada uno de los trabajadores del tren. En sus épocas doradas, ese hotel era algo así como el alma del pueblo; nos cuentan que en él se celebraban fiestas a las que concurría todo el pueblo. Hoy también está abandonado y al mirarlo podemos imaginar cuántas historias recorrieron sus paredes. Frente al taller de máquinas, una estructura nos indica que en aquellos tiempos funcionaba un almacén de ramos generales, una de esas esquinas privilegiadas del pueblo y testigo de muchas anécdotas, o de juegos de pelota paleta, ya que detrás de lo que queda del viejo almacén se pueden ver las paredes de la cancha de lo que fuera por muchos años el deporte de los argentinos”. Y terminan la apreciación diciendo que: “Altamirano, es otro de los pueblos de la provincia de Buenos Aires que merece ser visitado, recorrido y admirado”.

Crece el turismo rural en la Provincia

 

La provincia de Buenos Aires es ideal para la experiencia del turismo rural. Pasar la noche en una casa de campo, andar a caballo, participar del proceso de elaboración del pan o simplemente comer un asado en una estancia son

actividades que, cada vez con mayor frecuencia, eligen los bonaerenses para conocer y distenderse por unas horas. De la mano del crecimiento del denominado “turismo rural” los especialistas destacan la importancia de profesionalizar la actividad y, a su vez, contar con acompañamiento estatal.

“Pueblos como San Antonio de Areco, Tomás Jofré (Mercedes) o Uribelarrea (Cañuelas) son tal vez los más conocidos, pero la provincia cuenta además con otros destinos turísticos en desarrollo en los municipios de: San Andrés de Giles, Chascomús, Lobos, Brandsen, General Viamonte y Suipacha, por citar sólo algunos casos. También en Tandil y Tornquist”.

Para Mariano Villani, presidente de la Asociación Civil Latinoamericana de Turismo Rural, “la modalidad que más vemos es la escapada, la gente se va por el día o el fin de semana. Esto -explica- responde a dos cuestiones: en primer lugar, a un cambio en el comportamiento de la demanda: la gente ya no se va de vacaciones por un mes en el verano sino que hace salidas cortitas durante el año. En segundo lugar, pasamos de un turista más bien pasivo, que se sentaba debajo de una sombrilla a leer un libro, a otro mucho más activo, más curioso, que quiere hacer y participar”.

Sandra Fernández, directora de la Tecnicatura en Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA, coincide en que “hoy se busca lo que llamamos economía de la experiencia: experimentar, compartir, tener un tiempo para conversar con la familia”. Quienes estudian el tema aseguran que en los últimos años se ha registrado un incremento del interés por la ruralidad. “Mi sensación es que hay un crecimiento que está apalancado por la demanda. Los cambios en el comportamiento del turismo llevan a que la gente que está en el pueblo vea que lo que hace o lo que tiene puede despertar un interés en un turista y se lance a formar un negocio”, dice Villani. Y en esto, como en el resto de las cosas, para que funcione lo más importante es la gente, aunque ya no alcanza con ofrecer un producto. En este punto, los operadores señalan que “son sumamente necesarios la formación, el compromiso de la población y el acompañamiento estatal”.

Entre pueblos y parajes

 

El Programa Pueblos Turísticos de la subsecretaría de Turismo bonaerense promueve el desarrollo de localidades y parajes de menos de 2 mil habitantes, que en la Provincia son cerca de 600. “Con el Programa -que cumple 10 años- venimos trabajando en la detección de todas las poblaciones rurales que tienen la posibilidad de ser turísticas y en su desarrollo para su posterior promoción”, comentó a La Capital Ignacio Salmeri, director de Productos Turísticos. Hasta el momento, hay 28 pueblos incluidos en el programa.

“Son todas comunidades rurales en las que sus habitantes se organizan para ofrecer servicios turísticos, ya sea gastronómicos, de alojamiento, artesanías o actividades específicamente relacionadas con el campo”.

Fuente: Diario Tribuna

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Por Guillermo E. González – InfoBrandsen |info@infobrandsen.com.ar
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4 COMENTARIOS

  1. Si muy lindo recuerdo de altamirano fui de foguista el ayudante del conductor de trenes a ordenes muy lindo y tranquilo lastima que sacaron los trenes que llegaban llevando gente a altamirano

  2. Mi infancia la pase mayormente en altamiramo. En la casa de los padrinos de mi mama el vasco Fernandez e Isabel su mama. Y Elvira la esposa del vasco. Tambien visitabamos a los Guillermet y a los Diorati. Siempre estaran en mi corazon. Amo Altamirano. Miles de anecdotas!!!

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