El «cliente» insistió en que la vendedora se acercara a un campo en Magdalena de Fait para la entrega y se retractó al enterarse que su pareja acercaría el pedido.

Delfina, una joven emprendedora del barrio Infanta Isabel ha utilizado sus redes sociales para emitir una alerta sobre una situación sospechosa, por lo menos ante una frustrada venta de lencería. La situación involucra a un hombre, el que se habría comunicado por Facebook, y tras ciertos pedidos, desestimó la compra, lo cual la llevó a sospechar de sus verdaderas intenciones.
La vendedora, relató que este sujeto se mostró interesado en adquirir prendas, lo cual “me pareció raro, pero podría ser para regalar”. Desde el inicio esta persona solicitaba prendas que no estaban disponibles, por lo cual Delfina le tuvo que reiterar en varias oportunidades que solo ofrecía lo publicado.
«ESTOY EN LA ESQUINA»
El punto de inflexión de la situación se dio con la modalidad de entrega. A pesar de que la joven le había indicado que prepararía el pedido para que fuera retirado en su domicilio, el hombre insistió en que ella se acercara a un lugar específico: un campo sito en Magdalena de Fait.
La vendedora se negó, alegando que debía preparar otros pedidos y que su casa estaba apenas a una cuadra del sitio sugerido, por lo que él podía retirarlo.
La negativa a acercarse a la zona rural fue el primer indicio de algo anómalo. Pero la preocupación escaló minutos después. A pesar de que la joven le había advertido que recién estaría en su casa a las 17.00, el supuesto comprador escribió: «Estoy en la esquina» a las 16.18; antes de la hora pactada y sin una confirmación previa.
Al enterarse que el novio de la vendedora se encontraba en la casa y se ofreció a entregarle el paquete, la actitud del cliente cambió drásticamente: «No, está bien, será para otro momento, mil gracias y disculpe las molestias», respondió, a pesar de estar supuestamente a pocos metros y con el pedido listo.

«QUERÍA QUE SEA ESPECIALMENTE YO»
La extraña retractación del comprador y el posterior mensaje donde le preguntaba si ella personalmente podría alcanzarle el pedido, empezaron a confirmar la sospecha de la vendedora, lo cual quedó sentenciado con los comentarios de otras mujeres, los cuales le advirtieron por la situación judicial de ese señor.
“Estuvo varios años preso. No digas que yo te lo dije, pero está bien que lo escrachen. Todo Brandsen sabe lo que hizo”, fue uno de los mensajes que le llegó a Delfina, haciendo clara alusión a un caso de abuso y por el cual cumplió una condena en la cárcel. Otro usuario reveló que implementa el mismo modus operandi en otras ciudades y haciéndose llamar por otro nombre.
La vendedora denunció que el hombre habría borrado todos los mensajes de la conversación, lo que añade otra capa de inquietud a la situación.
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