Con motivo de conmemorarse hoy el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en recuerdo a las víctimas de la última dictadura militar en el programa “el Var sobre la hora” que se emite por Estación Radio los sábados a la 10 de la mañana y conducen Juanchi Taus, Otto Folini y Hernán Ilarragorri, se comunicaron con Marcelo para recordar aquellos momentos, que cuestan volverlos a revivir “es la primera vez que hablo del tema y sobre todo en Brandsen” comenzó expresando ante el saludos y el agradecimiento por prestarse al diálogo.

Marcelo Tozzini fue uno de esos jóvenes que recorría las calles de Brandsen cargando sus sueños de juventud y esperanzado en un país más justo, más equitativo que, quizás, todavía no llegó.

Se había puesto de novio con Graciela Parolo, era uno de esos noviazgos que soñaban con formar una pareja y durar toda la vida. Ese sueño por esas cosas del amor, lo pudieron lograr.

Lo que no pudieron Marcelo y Graciela es seguir viviendo en Brandsen. Ella estaba radicada en Jeppener. Él había llegado y trabajaba en la fábrica, pero un 24 de marzo de 1976 comenzó a cambiar su vida. El golpe militar llegaba para cambiarles la vida a todos los argentinos. A muchos se la quitaron.

Estas dos fotos fueron sacadas el mismo día, pero un par de meses antes del suceso. Alma (hija de Graciela y Marcelo) que está con Graciela todavía no tenía un año y estuvo todo el día del secuestro en manos de los militares – Esas fotos las tenía encima Marcelo cuando se entregó y recién se las devolvieron un par de días antes de dejarlos en libertad. Cuenta Marcelo que para ellos tienen un significado muy importante.

Ante la consulta sobre si él era de las personas que habían “sido marcadas” expresó “no solo me marcaron, sino que según los papeles que recuperé de la Policía de la Provincia, no solamente yo, sino varios compañeros, incluso mi mujer, veníamos siendo investigados desde el año 73”.

Explicó que estaba trabajando en la fábrica de Jeppener, en un determinado momento renunció y puso una cafetería en la primera cuadra de la calle Ferrari. La cafetería fue Tarascón, un clásico referente de la época. Después comenzó a trabajar en La Plata y en esa época fue que sucedió todo el martirio, “yo tenía la costumbre de llamar a mi mujer desde La Plata todas las tardes, un día intenté hablar con ella y no la encontré. Pensé que podía haber ido a la casa de una amiga y cuando me comunique con ella, (una señora que hoy vive en Italia) me dice que a Graciela se la había llevado el Ejército. En aquel momento se supo en Brandsen y creo que después lo leí en Tribuna, que se había realizado el operativo rastrillo”

Ambos fueron detenidos unos meses después del 24 de marzo. Recuerda que esa mañana cuando viajó a la Plata vio que había algunos soldados y no les dio bolilla, “en realidad no tenía por qué darles bolilla porque no me sentía partícipe de ese operativo, que después me enteré había sido un operativo importante para Brandsen”.

Tozzini comenta cuándo sucedió que se alejó de Brandsen y porqué “en realidad no fue ni bien fuimos liberados, sino que fue producto de la incomodidad de caminar Brandsen y de cruzarnos con gente que sabíamos positivamente que habían tenido participación”. Uno de los periodistas le adelantó la terminología que se les da en el barrio a quienes denuncian en secreto y entonces agregó “si ustedes quieren llamarlos así digamos que fueron “botones y además rencorosos. Con ellos me tenía que cruzar”.


Sobre la actitud absolutamente repudiable que se conoció tiempo después cuando se desclasificaron archivos agregó “hubo gente muy cercana a mí que nos botoneo y no solamente a mí sino a muchos. Sucede que hubo compañeros que salieron muy rápido, cosa que no sé cuál fue la causa. Tampoco sé cuál fue la causa por la que estoy vivo y porque salimos mi mujer y yo”

Marcelo indicó que no está en condiciones de decir cuántos jóvenes fueron detenidos y hubo gente que hizo el exilio interno. “Insólitamente hubo quien trabajaba en lo que se llamaba peronismo de base, lo hacía en el Barrio Las Mandarinas, que en aquel momento era un barrio muy humilde y tuvo que hacer exilio interno por los sucesos. Yo tuve la suerte de poder zafar del secuestro”.

A la pregunta directa “si él era un elemento subversivo o simplemente un perejil”, la respuesta también fue contundente “ni tanto ni tan calvo” y amplió “subversivo era cualquier tipo que tuviera un pensamiento distinto. Yo no tenía libros del Che Guevara, pero tenía un dibujo hecho por mí. Tenía un libro que se llama “Historia de la revolución política Argentina” de Jorge Abelardo Ramos, tenía dos tomos, se llevaron uno y me dejaron el otro. Hoy cualquier pendejo anda por la calle con una remera del Che Guevara”.

Marcelo indicó que por aquellos tiempos vivía en Barrio Parque y expresó que, “después esa casa se la vendí al querido y recordado Caco Trasierra. Tenía muy buena relación con todos los vecinos. Es más, cuando logré volver hubo signos de mucho aprecio por parte de ellos”

Volviendo la memoria a esos tiempos indicó que “en Brandsen en esos momentos había muchos individuos que tenían mucho veneno metido adentro”

Mirando hacia adelante expresó que “pensar que con los militares se estaba mejor es una ignorancia suprema y además el egoísmo de no hacer el esfuerzo para que las cosas estén mejor sin tener a los militares dando vueltas. El tema militares para mi ya está superado. Ahora las cosas suceden con otros medios. Yo en aquel momento no pude tener un abogado. Uno de ellos llorando en la casa de su madre me dijo que no podía presentar un Hábeas corpus, porque el terror era tremendo. No había Juez que te juzgara. A uno lo agarraban de los pelos, te ponían una capucha, te cagaban a golpes y algunos sobrevivan y otros no. No le deseo ni a mi peor enemigo cinco minutos de lo que yo pase y dentro de todo estoy vivo”.

Para concluir Tozzini manifestó “les digo la verdad, de todo lo que hicimos en Brandsen, que fue siempre trabajar con la gente humilde, no tengo nada de que arrepentirme, nada. Sin embargo, muchos de los que caminan en Brandsen son los que me “botonearon”, algunos ya están muertos. Yo se quiénes son, lo sé y los conozco, no lo puedo decir porque tanto yo como mi esposa somos testigos en dos causas que se llevan adelante en el Tribunal Penal en La Plata.

Yo no podía soportar y mi mujer tampoco, ir a una carnicería y de pronto encontrarnos con alguien que sabíamos que casi seguro había botoneado. Ese fue el motivo por el cual nos alejamos de Brandsen. Con el tiempo nos fuimos enterando quienes fueron “los tipos y las tipas” que nos botonearon”

“Lo único que pretendo, a mis 77 años, que la gente joven razone que ésto que me pasó a mi y a miles de compañeros más, no vuelva a pasar nunca jamás”.  

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