Fuente Semanario Tribuna

  Manuela Ojeda, una vecina de 80 años, falleció en la madrugada del jueves en el Instituto Médico Brandsen; en principio, nada para sorprenderse ni justificar una nota, aunque el estado de la señora, más las dudas de su familia y la sugerencia del personal del establecimiento hicieron del hecho un mar de dudas que aún no llega a resolverse.

   TRIBUNA estuvo dialogando con Raquel, una de sus tres de sus hijas -además de un varón-, quien dio a conocer algunos detalles de lo que para ella fue casi un homicidio, a raíz de los golpes que su madre habría recibido en el geriátrico en donde estaba hacía ya 10 años.

   “El viernes pasado, mi hermana Mónica fue a visitar a mi mamá al geriátrico y se encontró con mi mamá con toda la cara desfigurada; entonces me llamó para que me acerque al geriátrico y cuando llegué la verdad que era impresionante”, comenzó contando Raquel en su casa de calle Ituzaingó.

   La señora que estaba cuidando a Manuela “me dijo que la perdone porque se le había caído a ella, y la dueña del geriátrico asintió con la cabeza, pero a mí me pareció raro porque mamá no se podía mover para nada; de la cama iba a la silla de ruedas y de la silla a la cama”, dijo Raquel; Manuela había tenido dos ACV y luego del último de ellos, que quedó inmovilizada, hace cerca de 10 años, se resolvió enviarla a ese centro, ubicado en Segade entre Las Heras y Alberti.

   Si bien durante los 10 años en el geriátrico Manuela presentó muchas veces moretones en su piel, “al tener la piel tan debilitada por la edad, nunca imaginamos que la podrían estar maltratando. En teoría, mi mamá se había caído y se había golpeado con una baranda; pero a nosotros nunca nos llamaron para decirnos que se había caído sino que lo vimos recién cuando fuimos a visitarla el viernes pasado”, agregó la vecina.

   Lo que hicieron las hermanas fue llamar a la ambulancia del Hospital “porque para mí no era una caída, y una vez en el hospital hablo con el médico y él hizo sacarla placas pero no salió ninguna fractura y volvió al geriátrico”.

EN EL GERIATRICO

    El martes a la tarde, el teléfono de Raquel sonó; era una de sus hermanas para decirle que la habían llamado desde el geriátrico para decirle que su madre no paraba de llorar.

    “Llegamos y la llevamos al Instituto con la dueña del geriátrico, donde nos atendió el médico de guardia y la dejaron internada para hacerle estudios. Al otro día me llamó mi hermana para decirme que el doctor Navarro quería hablar con nosotras”, contó.

    Las palabras del profesional, según el relato de Raquel, fueron contundentes; “tu mamá está muy delicada. Esto no fue una caída, está golpeada por todos lados y si no hacen la denuncia ustedes con el informe que vamos a armar, la hacemos nosotros”, dice Raquel que les dijo el director del Instituto, quien ya conocía a Manuela y su delicado estado de salud.

   Cerca de las 11 de la noche del miércoles, la hermana de Raquel fue a hacer la denuncia y a las pocas horas, Manuela falleció.

ALGUNAS HIPOTESIS

   “Hace dos meses cambiaron el personal en el geriátrico y esa puede ser una de las explicaciones”, dijo al respecto Raquel, como queriendo buscar algo de consuelo ante tanto dolor; “estamos esperando los resultados de la autopsia, pero por las fotos que le sacaron mis sobrinas,  mama tenía todo el cuerpo golpeado”, manifestó.

   Parecen no haber demasiadas razones para semejante ataque, en el caso de que eso haya sucedido; “otra cosa que puede ser es que algún abuelo de ahí le haya pegado pero otra cosa no se me ocurre”, acotó.

   “Yo la fui a ver después de la escuela el miércoles y no la pude ni tocar porque estaba toda golpeada; me dio mucha impotencia -dijo Lucila, nieta de Manuela-. Sólo le di un beso en la única parte de la frente que podía porque en la otra parte tenía todo hundido por el golpe”.

   Al respecto, TRIBUNA dialogó con la fiscal Mariana Albisu, quien dijo que, en principio, los resultados preliminares de la autopsia arrojarían  que el fallecimiento de Manuela sería por muerte natural, con lo cual en principio se trataría de un accidente y como consecuencia habría recibido golpes.

   De todas formas, restan los resultados más minuciosos del estudio médico para poder determinar con precisión las razones de esta muerte que tiene a toda una familia hundida en el dolor y la incertidumbre.

EL PEDIDO DE UNA VECINA QUE AUN NO FUE TRATADO

    Catorce meses atrás, la vecina Marcela García presentó una nota en el Concejo Deliberante sobre el funcionamiento  de los geriátricos. El documento solicitaba al cuerpo deliberativo  que exija el cumplimiento de la Ley Provincial 14.263 –del 10/09/2003- “sobre regulación de establecimientos geriátricos”. La nota enumeraba que los titulares responsables de los establecimientos tienen las siguientes obligaciones: “Proveer a la atención de los residentes con especial consideración de su estado de salud, no deben quedar en ningún momento librados a su auto cuidado. Requerir mediante auxiliares profesionales cuando la necesidad de atención exceda la capacidad de tratamiento del responsable médico. Poner en conocimiento del familiar o de la autoridad judicial, los hechos que lleven a inferir incapacidad mental del residente, a efecto de proveer su tutela. Controlar permanentemente los aspectos clínicos, nutricionales, psicológicos y sociales. Contemplar el estado de mantenimiento de las instalaciones conservación del edificio y equipamiento.  El escrito, que pasó a Salud y Desarrollo Social del Legislativo local, culmina aseverando que corresponde a las autoridades municipales otorgar la habilitación para el funcionamiento de los establecimientos geriátricos, y que la Comuna debe requerir: “Designación de un profesional médico especialista en geriatría. Actividad exclusiva. Infraestructura edilicia apta,  personal habilitado con título terciario de la escuela de enfermería u otro organismo habilitado por Salud Pública; libreta sanitaria actualizada y botiquín de primeros auxilios en lugar de fácil acceso. Seguro de responsabilidad civil por daños y perjuicios. La vecina además pedía que “la Intendencia deberá cumplir con el Art. 13: ‘Los establecimientos geriátricos serán inspeccionados periódicamente por la autoridad de aplicación (Salud Pública municipal) no menos de cuatro veces al año. Constatado algún incumplimiento se labrará un acta y se instrumentará el proceso administrativo pertinente. El director médico del establecimiento será solidariamente responsable junto al titular del mismo del cumplimiento y las sanciones en el caso que las hubiera’. Además tiene la obligación de crear un registro de institutos geriátricos cuyo control servirá para realizar estadísticas a nivel comunal”.

Fuente Semanario Tribuna


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