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La iglesia católica de nuestro país impulsa el proyecto misionero “Amazonía”, desde la Misión Ad Gentes, Conferencia Episcopal Argentina, Obras Misionales Pontificias. Un testimonio de fe.
El objetivo de esta iniciativa pasa por asumir la atención pastoral y misionera de una porción del vicariato apostólico de Puerto Maldonado (Perú). Y allí aparece nuestra vecina, Patricia Mato, de amplia experiencia como misionera.
Compartió con TRIBUNA su carta de disponibilidad para el camino recorrido, en la que cuenta su experiencia y motivación. También, manifiesta su voluntad inquebrantable de ofrecerse al otro. A sus 42 años, esta arquitecta y docente emprenderá un nuevo desafío de fe y acción.
Patricia es soltera, su familia está compuesta por mamá; dos papás (el biológico y el de crianza); dos hermanos, Fabián (mayor) y Damián (menor); una sobrina, Catalina, y su cuñada Paola.
Pero, qué la moviliza. En su vida existen motivaciones que la llevan a asumir semejante compromiso, indudablemente, la fe en Dios y su vocación social; aunque, también nos dice que le gusta viajar y conocer nuevas culturas, en especial las originarias, y sobre todo compartir y aprender nuevas formas de vivir.
UNA MISIÓN
“Ninguna iglesia puede creer que tiene verdadera comprensión de su universalidad si se encierra en sí misma, sin pensar en su obligación de hacer nacer otras Iglesias, y prestar ayuda a las más necesitadas”. Por eso, nace esta experiencia de “acompañar y compartir el dolor del pueblo amazónico y colaborar con la sanación de sus heridas”.
La comunidad se encuentra formada por misioneros con diversos estados de vida y distintas diócesis de nuestro país. “Los misioneros enviados deberán estar dispuestos a permanecer un tiempo prudencial, idealmente dos o tres años como mínimo, en cada caso se evaluarán los procesos personales y posibilidades”; con los posteriores relevos se buscará sostener una misión permanente en el lugar.
Sobre la formación de cada uno de los voluntarios, el proyecto es claro: “personalizada, integral y progresiva; el tiempo depende de lo que cada misionero ‘trae en su mochila’, en cuanto a la formación, inserción diocesana y experiencias misioneras”.
SU PERFIL
Al preguntarnos qué tipo de perfil debe tener quien se postula para misionero la respuesta no tarda en arribar: son personas con experiencia de Dios y vida de oración personal; experiencia de progresiva inserción parroquial, diocesana y misionera, en diversas realidades -rurales, urbanas, villas, intercultural); disponibilidad y actitud de escucha y servicio; salud física y psicoemocional; capacidad de convivir con otros y trabajar en equipo con ellos; capacidad de integrarse a la dinámica pastoral del lugar; saber valorar la cultura en la que se va a insertar, con su modo de vivir y celebrar la fe; clara conciencia que asume la misión de evangelizador y como tal, se encarna en la realidad local, para ayudar al pueblo a construir y vivir el Reino de Cristo, en la justicia y el amor; clara conciencia que su envío es en nombre de una iglesia a otra iglesia; aval de los referentes de su iglesia local; y edad mínima de 25 años para el envío.
LA AMAZONIA
David Martínez de Aguirre Guinea, obispo vicario apostólico de Puerto Maldonado, describe la realidad del lugar: “Si bien cuento con la valiosísima presencia de algunos religiosos dominicos y otros pocos ‘Fidei donum’, hay todavía lugares de misión que aguardan ‘mensajeros de la resurrección’. El lugar que me gustaría pueda asumir queda a orillas del rio Apurimac. En concreto, la margen derecha, que es la zona Cusqueña y la perteneciente a nuestro Vicariato, abarca los distritos de Kimbiri, Villa Kintiarina y Villa Virgen, todos en la única carretera que los une, pertenecientes a la provincia de la Convención, departamento de Cuzco. Actualmente forman parte de la parroquia de Pichari, con un solo sacerdote que debe atender a más de 186 pueblos y 209 instituciones educativas, la mayoría de cultura andina quechua, y unas cuantas, de los pueblos originarios amazónicos matsiguenka y asháninka.
En su exhortación apostólica postsinodal el papa Francisco expresa: “Sueño con una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida. Sueño con una Amazonía que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana. Sueño con una Amazonía que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas. Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonía, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”. Y agrega que, después de compartir algunos sueños, “aliento a todos a avanzar en caminos concretos que permitan transformar la realidad de la Amazonía y liberarla de los males que la aquejan. Ante la maravilla de la Amazonía, que hemos descubierto cada vez mejor en la preparación y en el desarrollo del Sínodo, creo que lo mejor es culminar esta exhortación dirigiéndonos a ella (María): Madre de la vida”
¿En qué consiste la actividad a desarrollar en la Amazonia peruana y cuánto tiempo durará la misión?
– La actividad para desarrollar en la Amazonía peruana es la propia de la iglesia católica, la evangelización, es decir, anunciar al mundo el Evangelio, la buena noticia que viviremos los próximos días en la Pascua: existe la vida eterna después de la muerte y es posible pasar por este mundo como personas que hacen el bien, porque así lo hizo Jesús, como bien lo relatan los evangelios en la Biblia. La misión es permanente, arrancó hace dos años, los que sentimos el llamado a formar parte de esta misión nos comprometemos a estar dos años, con la posibilidad de renovar un año más y después del tercer año debemos volver a insertarnos y encontrarnos en nuestras comunidades, por eso, cada dos o tres años se renuevan.
¿Cuántos misioneros viajarán desde Argentina? ¿Hay de otros países?
– En el envío de 2024 viajaremos tres argentinas: Daiana, de Paraná (Entre Ríos); Yolanda, de Salta; y yo. Vamos solamente misioneros argentinos, porque es un proyecto de Argentina que la diócesis de Puerto Maldonado de Perú quiso tomarlo para llevarlo a cabo en su territorio. El proyecto «Iglesia Argentina, Amazonía es tu Misión» es una respuesta al pedido del papa Francisco, expresado en sus cuatro sueños en la exhortación apostólica postsinodal «Querida Amazonía».
Consideras que se trata de un mix entre la misión social y la palabra ¿Cómo surgió esta zona del mundo, habiendo tantas desfavorecidas, incluso en nuestro país?
– Sí, indudablemente. Pero la Iglesia católica es esencialmente social, y así lo expresa en su Doctrina Social de la Iglesia Católica (DSI), documento que muy pocos católicos leen pero que toda la sociedad, católicos y no católicos, debería conocer, en especial los políticos, ya que la DSI expresa que toda actividad social debe velar por el bien común, eso es lo que Jesús hizo en la tierra, eso es lo que los misioneros queremos hacer, pasar por este mundo haciendo el bien.
La iglesia católica tiene un sentido universal, por eso los misioneros, siempre tenemos la mirada puesta «aquí, y más allá de las fronteras», nunca dejamos de atender nuestro alrededor mientras estamos evangelizando fuera del país, algunos sentimos que estamos preparados para desarraigarnos de nuestros afectos y atender a aquellos que están más abandonados en algún lugar del mundo, y otros se quedan en su lugar con los más necesitados. Es así como, mientras yo esté en el proyecto de Amazonía, dejo un grupo de más de 20 niños y adolescentes de nuestra diócesis que estarán misionando en el monte santiagueño, de dónde justamente proviene nuestro nuevo obispo, Juan Ignacio Liébana. Los caminos de Dios son perfectos, la comunidad de Monte Quemado nos dio un Obispo, y la diócesis de Chascomús le devuelve misioneros para seguir acompañando social y materialmente a estos lugares desfavorecidos de nuestro país.
Por Guillermo E. González
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