Semanario Tribuna 01-04-2023

Con Carlos Saccon y Pablo Raddavero, recién regresados de las lslas Malvinas

   Aquellos días de frío, dolor y miedo parecen haber quedado atrás; ahora, el placer de vivir la vida se impone aún ante la mayor de las adversidades. Días atrás, regresaron de un inolvidable viaje por las Islas Malvinas dos de nuestros ex combatientes; Carlos Saccon y Pablo Raddavero, quienes estuvieron una semana en aquellas lejanas, áridas y dolorosas tierras tratando de rearmar el rompecabezas de su vida, ese que en aquel otoño de 1982 se deshizo para nunca más ser el mismo.

   Para Pablo esta era su primera visita a las islas, mientras que Carlos ya había estado en 2012; “la verdad que la emoción es la misma, sobre todo porque fui con Pablo, con quien tuvimos una excelente convivencia durante toda la semana y recorrimos lugares que nos llenaron de recuerdos”, dijo Carlos a TRIBUNA en su casa del barrio Los Tilos.

   Los dos llegaron el 11 de marzo tras un vuelo, primero, a Río Gallegos, y luego a las Islas; “ya en Ezeiza se sintió algo especial. Por empezar, cuando la chica de la ventanilla se enteró que viajábamos a Malvinas y éramos ex combatientes, pidió sacarse una foto con nosotros; y una vez en el avión, el comandante anunció que viajábamos varios ex combatientes y todo el mundo aplaudió con mucha emoción. La verdad que ese tipo de reconocimientos se lograron después de muchos años y hacen muy bien”, destacó Carlos, al tiempo que Pablo dijo que “fue emocionante el reconocimiento de toda la gente”.


   En 2012, Carlos se pagó su viaje, pero esta vez los dos viajaron invitados por la municipalidad, “aunque yo prefiero decir que los que nos pagaron los viajes fueron todos los vecinos de Brandsen”, dijo al respecto Carlos, que en el aeropuerto se encontró con algunos de sus queridos compañeros de la Compañía B del Regimiento 7 de Infantería; “la verdad que tenemos que hacer un agradecimiento muy grande a todo el pueblo de Brandsen porque de alguna manera con este viaje algunos como yo pudimos volver a ese lugar que para nosotros fue tan importante en nuestras vidas y poder conocerlo mejor, porque en aquellos años solamente conocimos nuestras posiciones”, agrego Raddavero.

   “Cuando fui en 2012 había en el cementerio solamente dos compañeros identificados; ahora hay 15 identificados de 16 caídos de mi Compañía”, destacó Carlos, de 61 años, a quien le tocó combatir, luchar ante el enemigo, y hasta estar prisionero; “en mi zona hubo muchos ingleses muertos”, dijo.

OBJETIVOS

   Ellos viajaron con dos objetivos iniciales; que cada uno vaya a su posición en la guerra y visitar el cementerio. En esta última meta, el ex cuidador del lugar, Sebastián Socodo, un argentino casado con una kelper, tuvo un rol importante en su papel de guía de los viajeros en su periplo.

    El dato curioso es que Carlos, aún, no había podido regresar a su posición, o su “casa durante 60 días”, como se encargó de definirlo él; “en 2012 no lo pude encontrar pese a que 4 años antes Marcelo Sita había podido ir”, agregó, vestido de remera alusiva.  

   “Ahora fui con la cabeza más fría; lo mandé a Pablo y yo lo miraba de abajo. ‘Acá hay una piedra con las características que me decís’, me dijo, y entonces empecé a trepar como una cabra y llegué y la reconocí enseguida porque fue mi casa durante 60 días”, rememora Carlos con la voz quebrada, y se acuerda la voz del soldado inglés que estaba parado justo arriba suyo buscándolo para matarlo.

   “Nos acostábamos a las 12 de noche y nos levantábamos a las 6 de la mañana; arrancábamos y no parábamos en todo el día”, dijo y acotó que estuvieron alojados en el Hotel Malvinas House.

   “La prioridad inicial era ir al cementerio y la segunda nuestras posiciones; la de Pablo la encontramos rápidamente, pudimos ir caminando, pero donde estaba su posición había una cancha de golf. Pasa que la ciudad creció mucho desde entonces y pudimos encontrarla por lagunas referencias que tenía Pablo, como dos montañas por el medio de las cuales pasaban los aviones ingleses”, describió Carlos.

   “Yo había estado en ese lugar el 1 de mayo en medio de aviones y misiles y estar ahora en ese contexto sentado y tranquilo es algo que no se puede creer”, destacó Pablo.

PLACAS

   De un tiempo a esta parte, los nativos de las islas se encargaron de sacar del lugar todo registro argentino; placas, banderas, entre otras cosas.

    “Nosotros sabíamos que Sebastián, antes de dejar su trabajo en el cementerio había recopilado muchos de esos elementos y por eso le preguntamos si tenía alguna placa y nos dio una del CECIM de La Plata, que traje y se la entregamos a un ex combatiente -ver aparte“, acotó Carlos, que, junto a Pablo, se trajo de las islas “la alegría de haber encontrado nuestras posiciones y el viento en la cara”, incesante compañero durante los días de lucha.

   Otro de los datos que los dos destacaron es el escaso porcentaje de pobladores nativos; “en 2012 había muchos chilenos trabajando y ahora ves gente de 38 países, lo cual da la pauta de la apertura del lugar. Vimos muchos peruanos y filipinos y la verdad que fue algo sorprendente”, finalizaron ambos, emocionados y agradecidos por este regalo de la vida.

Plaqueta entregada

   Apenas regresaron de las islas, Carlos quiso entregarle la plaqueta del CECIM de La Plata, agrupación a la que pertenecía, a un integrante de aquel Centro.

    Y tras algunos contactos, la entrega se hizo efectiva el miércoles cerca de las 4 de la tarde; de la misma participaron Carlos, Alejandro Satragni, otro de nuestros héroes, y, del CECIM, el ingeniero José Luis Aparicio, con quien revivieron recuerdos y vivencias en una comunión que solamente ellos pueden comprender.

Semanario Tribuna 01-04-2023


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