Cómo se desarrolla la campaña forrajera desde la mirada de un picador de nacimiento. Publicó Clarín.

Con base en Brandsen, provincia de Buenos Aires, brinda el servicio de picado forrajero en una zona que se extiende unos 180 km a la redonda, lo que se llama en términos de cuencas lecheras, la zona de Abasto Sur. “Mi padre picó toda su vida para los seis tambos de la familia, con los tractores propios de la estancia, y yo desde los 5 o 6 años lo acompañaba hasta que, cuando terminé la secundaria en 1993, comencé picándole a los vecinos”, dice Ignacio López Seco, picador de nacimiento como él mismo se define.

Al describir el panorama de la zona señala que “los tambos han perdido todos los maíces, y de primera solo se sembró un 10 % de lo que se acostumbra todos los años. Se sembró casi todo de segunda, debido a la falta de humedad. Siendo una zona en la que también se hace mucho sorgo, se sembró todo junto, y por ello yo tenía miedo a que para la picada estuviera todo listo todo para la misma fecha”.

En referencia a la campaña de picado, dice, “con la seca se adelantaron las cosas y picamos maíces recién florecidos porque se empezaron a secar antes, más que nada por el calor por la falta de humedad. Esos días de 40 grados el aire era realmente un soplete, más allá de muchas veces es una forma de decir, pero esta vez fue algo real”.

“A pesar de que este año arrancamos la picada el 20 de febrero, es decir un mes más tarde que lo típico, hoy ya llevamos más hectáreas picadas que el año pasado para esta misma fecha, con rindes promedio de las 12 toneladas por hectárea de materia verde tanto en los maíces como en los sorgos, cuando en años normales esos rindes son de 25 a 30 toneladas. Ahora con las lluviecitas de estos días, los cultivos alcanzaron a mejorar y en algunos casos puede que se legue a los 20.000 kg/ha de materia verde con 37% de matera seca”, afirma.

“Como se sembraron menos lotes, muchos productores salieron a comprar los maíces para grano que no valía la pena cosecharlos. A consecuencia de ello, quienes pican unas 300 ha de manera corriente, este año picaron 900 ha, para compensar el déficit de rinde y tener la misma cantidad de kg de forraje. En otras palabras, picamos el triple de superficie. Desde el lado del productor de grano, es una manera de evitar perder la totalidad de su inversión”, sostiene.

Para convenir el precio de la compra venta de los cultivos de maíz, se apoyan en una tabla de valores que establece que 7.000 kg de maíz verde equivalen 1000 kg de grano. “Lo que complica a los picadores es la mayor cantidad de fletes, ya que en una picada corriente no se traslada el silaje más de 1.000 a 1.500 metros y este año hemos llegado a hacer acarreos de 35 km”, compara nuestro interlocutor.

“En nuestra empresa, nos organizamos en función de las distancias de manera tal que, a una de las dos picadoras que manejamos, quedó destinada a los traslados largos con los camiones. La otra picadora acompañada por los carros y los tractores, quedó reservada para los viajes cortos».

Debido a esta condición, López Seco afirma que para el picador este año resulta complicado, aunque parezca más fácil porque, con rindes menores deben mover gran cantidad de forraje a distancias mayores, gastando mucho más gasoil, gomas, tiempo y mano de obra”.

En referencia a los sorgos, Ignacio aclara “se adaptaron mejo que los maíces a punto tal que casi no se ha perdido ningún lote y no se ha comprado ningún cuadro, que, si hubiera, se compraría de inmediato. Con las pocas lluvias y el descenso de temperaturas de estos días, están panojando, y sin comenzar aún su picado los veo flojos de rinde, entre 12 y 15.000 kg de materia verde por hectárea”.

“Si hablamos de las tarifas, puedo decir que cobramos los valores de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros, que establece valores por hectárea picada más un precio por tonelada de materia verde. El valor del acarreo se ajusta según la distancia”, dice el picador.

Disponibilidad de repuestos

Si bien los repuestos se consiguen, el proceso es más difícil de lo habitual. En las cosas que son exclusivas de una marca y que no hay alternativas en el mercado, la misma marca cubre las necesidades, aunque con menor stock y, por lo tanto, más complicaciones de logística. Suele pasar que en las sucursales hay muy pocos repuestos y todo debe ser a pedido con antelación.

Las piezas que tienen alternativa, como filtros, correas, repuestos de motor, chapas, es más complicado conseguir el original y por ello suele optarse por algún proveedor alternativo. Caso aparte son las cubiertas, ya que las medidas agrícolas son una complicación, ya que o no se consiguen o tienen sobreprecios. Con respecto a la reposición de máquinas la oferta es casi nula.

El equipo y la trayectoria

“En el equipo trabajan 12 por picadora, más el personal del galpón, de oficina y de dirección sumamos 31 en total. Son dos picadoras Claas 950 con dos tipos distintos de cabezales, siempre de 6,10 m de ancho de corte. Un tipo de cabezal es el rotativo típico para maíz y el otro es el cabezal de corte directo que usamos para maíces de hasta 12 tn/ha de rinde, con plantas chicas y yuyos. Estos cabezales de corte directo, son nuestra salvación, sin ellos estaríamos con atoradas a cada rato”.

“Con una picadora en corte directo hemos llegado a las 90 ha/día, aunque de promedio este año hemos hecho en 10 días 480 ha, este año, aunque claramente que un año típico de 30.000 kg/ha no llegamos jamás a semejante promedio”, dice Ignacio López Seco”.

Fuente: Clarín


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