Todos los meses se hacen subastas de los terneros en Brandsen. Ese es el primer paso para establecer el valor final de la carne. Fue un informe de Telenoche.

El camino que recorre la carne es muy largo y repleto de intermediarios, un pasamanos casi interminable que llega hasta la mesa de cualquier familia. Los remates de hacienda en la provincia de Buenos Aires son el kilómetro cero de esta ruta, allí comienza a gestarse el precio de la carne.

Pero, ¿cuál es el eslabón maldito en esta cadena? ¿En qué momento comer carne se transforma en un lujo de pocos?

En el remate de la hacienda Jáuregui Lorda, en Brandsen, provincia de Buenos Aires, tuvo lugar la subasta de terneros de invernada. Animales chicos que son comprados para engorde y cuyo destino puede ser un feedlot o un campo para recría.

Uno de los vendedores de la jornada apuntó que el precio elevado de la carne se debe al sector que está en medio del recorrido: “El problema son los intermediarios, esos son los que andan en autos importados y tienen plata. Los criadores tenemos poca”.

Por otro lado, Javier Jáuregui Lorda, dueño de la hacienda organizadora del evento, tiene un punto de vista bastante diferente. “Nosotros no somos los que le ponemos mal el precio, solo le ganamos un 3%”. Además, explicó que son muchos los factores que influyen en un aumento en el alimento: la inflación, el precio del gasoil, el valor del maíz -de lo que se alimenta la vaca- y hasta el clima, que en caso de lluvia imposibilita retirar la hacienda de los campos.

“Este es el comercio más limpio que hay, acá es oferta y demanda. Cuando hay mucha oferta, el precio baja; cuando hay poca oferta, el precio sube”, agregó Jáuregui Lorda.


Una creencia popular sobre la razón del aumento de la carne es que se debe a la exportación, pero Mariano Villalba, el martillero del remate, se ocupó de desmentir esta teoría. “La gente piensa que la exportación está subiendo el precio de la carne y eso es totalmente falso. Argentina exporta vacas conserva. Si yo te regalo un asado de vaca conserva, vos no lo vas a comer”, explicó.

Las “vacas conserva” son las viejas, las de descarte. Los frigoríficos le venden esa carne a China, que es el mercado más fuerte. Además, nuestro país envía al exterior los denominados “novillo Hilton”, que son novillos pesados, de 480 kilos en adelante, que en Argentina no se come. “El mejor consumo lo tenemos acá, sin dudas”, sentenció Villalba.

“Cuando empecé en esto, el precio que encontrabas en la carnicería era el doble al del kilo vivo. Es decir, si hoy está a 300 deberíamos conseguirlo para el consumo a 600. En cambio, está en 1300 pesos el kilo”, detalló Javier Jauregui Lorda.

Fuente: TN


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