Podríamos decir que enero marcó el tiempo regresivo. Comienza en ese momento el camino de los seis meses, tan esperados en la política de Brandsen. Seis meses bien definidos para unos y otros. 

En Cambiemos las cosas están más o menos encaminadas. Por lo menos se sabe que Cappelletti será el candidato e irá por su reelección. Después podrán encontrarse muchos con recuerdos que producen rencores pero como en Brandsen Cambiemos es el Radicalismo, los fuertes cuestionamientos quedan en casa. Las divergencias internas no pasan de eso y los desencuentros con el Pro marcan quién es el dueño de la pelota. Solo anda rondando lo que pueda pasar con la Convención Nacional del partido que se realizará en mayo, (siempre y cuando se convoque) y quienes podrían estar jugando con Lavagna, si éste decide ser candidato. Un grupo de Radicales dentro de Cambiemos, estaría eligiendo modelo de tijerita para poder usarla. Llegado el momento ¿por qué no Lavagna por un lado y Vidal por el otro?, se preguntan por lo bajo. Por ahora no pasa de especulaciones, como las del propio Lavagna y el alejamiento de Cambiemos por una sector del Radicalismo.  

El Peronismo es distinto.  Todo lo que en principio se mostró como encuentros de acercamiento y unidad total, se fue desmoronando.

En el partido hablan de unidad y de jugar todos con las mismas posibilidades, pero lo cierto es que fuera de los flashes y los micrófonos la equidad se pierde y en el off de record las candidaturas tienen distintos respaldos.

Marcelo Zarlenga, de quién no había registro alguno de cómo podían ser sus movimientos, descolocó a todos teniendo en cuenta sus objetivos de unidad absoluta del comienzo para ser candidato. Cuando se lo consultó allá por septiembre, “¿si estar todos unidos podría ser participando en las Paso primero y después sumando, había expresado “no, todos adentro es todos adentro, sin internas. Todos en una sola lista de unidad”. Como se sabe, en política las circunstancias se suelen devorar las promesas de los candidatos, aunque estén dando los primeros pasos y hoy, seis meses después de aquella declaración, Marcelo Zarlenga será candidato para competir en las internas del Justicialismo.

Junto con él estará Federico Branz. Consultados ambos, Zarlenga fue quien respondió por los dos. Indicando que están trabajando más allá del cargo que pueda ocupar cada uno, aunque se presupone  que Zarlenga será el candidato a Intendente por varios motivos para otro análisis. Manifestaron que ya han iniciado una serie de reuniones con distintos sectores y “poder definir un programa que se anteponga al modelo neoliberal que excluye a gran parte de la sociedad”. Zarlenga indicó refiriéndose a éste momento, “creemos firmemente en la necesidad de la unidad del campo popular y no descartamos la posibilidad de las PASO en el nivel local, como una herramienta de la democracia y siempre acompañando al candidato que surja de las mismas”. Como se ve la postura del actual Consejero General de Cultura y Educación varió en 180 grados y entró en un terreno que para el Justicialismo de Brandsen resulta pantanoso y pocas veces les ha ido bien. La disciplina partidaria fue quebrada muchas veces y en ésta oportunidad no hay ninguna garantía que se cumpla. No hace falta dar ejemplos, todos muy recientes e inolvidables para muchos.

Por otro lado Sandra Gallardo también se lanzó como pre candidata a Intendente. Con su estilo de movilización permanente se hace ver con distintas figuras del orden provincial y nacional, pero la jugada local será la más relevante. Tanto a Zarlenga, a Branz como a Gallardo se los consultó si habrían mantenido reuniones en conjunto intentando un acercamiento. Los dos primeros indicaron que «sí mantuvieron reuniones y si bien ella está lanzada como candidata, las posibilidades de una gran acordada no están cerradas”. Gallardo quien también recibió la pregunta, no la respondió (tampoco contestó) y es posible que en éste momento este analizando si mantener su postulación o sumarse a la lista de Zarlenga-Branz, completando según indicaron “una gran acordada”, colocando a un representante de su línea y de su entorno más íntimo, en un cargo electivo de importancia y ella continúe como Concejal y Consejera del Partido.

Por el lado de Gastón Arias la situación no es sencilla ni mucho menos. Poca presencia pública para exponer ante los ciudadanos que lo votaron, los posibles votantes de un futuro y para el resto de una comunidad que lo tuvo como intendente. A ellos debería indicarles su situación judicial, porque en política no alcanza solamente con dar cuentas en Tribunales. El pacto de confianza y el mandato para gobernar lo recibe de los ciudadanos. Y con ellos debe contactarse.

Pero además Arias cuenta con un agregado que no es fácil de asimilar, Cambiemos (el Radicalismo) y fundamentalmente el Intendente Cappelletti, tomaron como adversario de campaña al ex Intendente y las acusaciones son cada más fuertes ante el sorprendente y extraño silencio de los propios peronistas. Ni los Concejales cuando es atacado su Presidente de Bloque emiten una mínima opinión, ni el partido dice una palabra. Ni siquiera cuando es acusado de haber sido el “autor intelectual” de un atentado a un camión municipal  dejándolo fuera de servicio. Hecho gravísimo que deja claramente sellado que se trata de una acusación política.

El panorama interno muestra que Arias está absolutamente solo, por lo menos en los espacios de difusión que es en definitiva donde quedan marcadas las posiciones de cada uno. En la dirigencia del Partido indican que Arias, debido a su personalidad, no se deja acompañar. Por otro lado pareciera que las causas que recaen sobre él les pesa más al resto de la peronistas que al propio involucrado. Por eso toman distancia del ex Intendente, pero si es así, tampoco lo dicen. Por una posición o por la otra el silencio es el común denominador en el Peronismo. Queda claro que el Intendente observó “este pequeño detalle” y no deja pasar una sola oportunidad de apuntarle con los Tribunales en el propio Concejo Deliberante y de paso agrega la excelente relación que mantiene con el resto de la oposición. Una oposición con la que, por distintos motivos , se encuentra más seguido de lo habitual.

El camino para que ésto suceda se lo abren los mismos peronistas que dicen querer recuperar el municipio. Quién pidió  una sesión extraordinaria para tratar el estado deplorable de la planta de reciclado, que mostraron los videos circulando por las redes sociales, fuel el bloque del PJ-UC. Por lo tanto no debieran incluir posiciones tan benevolentes como la utilizada por el Concejal César González, quién entre otros conceptos habló de la “responsabilidad que tenemos todos en el tema de los residuos y que la solución se debe encontrar en conjunto”. No quiere decir que no se pueda colaborar en la solución de un problema, si así fuera se pide una reunión con el Intendente y se le ofrece colaboración. Quiere decir que si se pide una sesión extraordinaria para tratar un problema de extrema preocupación ambiental, cuya responsabilidad es solo atribuible a las autoridades municipales, hacer un discurso conciliador más que una crítica real de la grave situación, es jugar a favor del oficialismo dejando de lado el rol de opositor que desempeña y la sociedad necesita. Tanto es así que Cappelletti entendió muy bien el mensaje y en su discurso inaugural del ciclo de Sesiones Ordinarias, notoriamente se metió en la interna del Justicialismo y a uno lo paseo por los tribunales, a los demás los mencionó cercanos por una muy buena relación y a González le agradeció su buena actitud. En ese momento hubo aplausos de la barra.

El Peronismo acepta, no se inmuta y hace silencio. Arias está solo, aunque todos digan que si gana las Paso lo van a acompañar.  

Otros integrantes del Peronismo, con toda buena intención algunos y otros con objetivos de negociar en el futuro, también lanzan sus candidaturas.

No significa que no tengan derecho de hacerlo, pero queda claro que todavía no han entendido que hablar permanentemente de unidad y presentar ocho o más candidatos, lo que le muestran a la sociedad es inversamente proporcional a lo que proclaman. Por lo tanto tienen derecho pero es contraproducente. Nada pasaría si uno gana y todos los demás apoyan y respaldan convencidos. Pero los antecedentes no ayudan a pensar que eso sea posible.

Si los acuerdos no llegan, los votos (muchos o pocos) que pueda tener cada uno, empiezan a tomar vuelo y muchas veces caen (y cayeron) en campo adversario. Demasiadas veces.

Es que los seis meses anteriores a los cierres de listas son fundamentales para los dos partidos más importantes de Brandsen.

En el Radicalismo durante tres años y medio se dicen de todo entre las distintas posiciones y hasta se suelen criticar duramente. Se acusan entre ellos y suelen cruzar munición gruesa. Pero faltando 180 días  por esas cosas del destino y “en forma casual” comienzan a encontrarse, a reunirse, bajan los decibeles y retoman su organización para que algún integrante de “los nuestros” se siente en el sillón del Intendente para gobernar Brandsen. Al Radicalismo le interesa que sea Gobierno el Radicalismo.

En el Peronismo ha sido absolutamente distinto. Durante tres años y medio hablan de unidad, todos se respetan, todos coinciden que si el Peronismo se junta no pueden perder una elección, hablan de ceder posiciones y cada posible candidato resalta los valores del otro. Cuando llegan los seis últimos meses, aparecen listas por todos lados. Las críticas se endurecen, afloran los cuestionamientos personales con dureza, los que quieren algo a cambio para sumarse y no dividir, si no lo logran reparten lo que ellos llaman “sus votos” y seguro terminan siendo direccionados a los enemigos más notorios. Cualquier acuerdo sale caro, como en el 2011. Al Peronismo pareciera que no le importa que el Peronismo sea Gobierno. Y se transforman en “los compañeros más peligrosos”

SÍNTESIS

Los radicales durante tres años y medio se maltratan, se ignoran y se pasan todas las facturas, pero en los últimos seis meses retoman el cariño partidario, se encolumnan y apuestan a que el Radicalismo sea gobierno.

Los peronistas, contrariamente, durante tres años y medio se quieren, se miman, se respetan y en los seis meses finales se destrozan, se convierten en caros y no les importa si el Peronismo es gobierno. La consigna sería, “si no soy yo vos tampoco”.

Los comentarios off de récord indican que otra vez podría pasar lo mismo, aunque se están llevando a cabo reuniones para evitarlo.    

Julio Grassi


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