El ex campeón mundial Juan Martín Látigo Coggi realizó un preocupante diagnóstico del boxeo argentino, al asegurar que carece de técnicos para la transmisión de conocimientos y está plagado de «chantas» que no les pagan a los púgiles que transitan hacia el profesionalismo.

«El boxeo argentino está muy bajo y uno de los problemas principales tiene que ver con la falta de técnicos formadores de las nuevas camadas», consideró Coggi en una entrevista con la agencia Télam.

A su criterio, esa falencia se debe a que «los boxeadores retirados no están enseñando porque tienen que trabajar aparte ya que no les pueden cobrar a los amateurs».

«Si un boxeador no profesional pelea por 500 pesos, no se le puede descontar el 25 por ciento de lo que ganó por la sencilla razón que no le sirve a él ni a su preparador», señaló el santafesino, quien fue campeón mundial welter junior de la Asociación Mundial de Boxeo tres veces (1987, 1993 y 1996).

«Encima está lleno de chantas, hay muchos managers o promotores que no les pagan a los chicos porque aducen que no hubo público en las peleas, lo que es mentira»», enfatizó el expúgil.

«A los pibes hay que pagarles lo que corresponde. Si no, se desalientan pensando: ‘¿para qué voy a correr el riesgo de que me caguen a trompadas si la guita se la lleva otro?'», prosiguió Coggi.

Al considerar que «está muy tergiversado el compromiso del promotor con el boxeador», resultó ineludible que surgiera el recuerdo de Juan Carlos Tito Lectoure, quien regenteó por más de cuatro décadas el mítico Luna Park.

«Antes uno peleaba 10 rounds en el Luna y Tito te compraba un departamento. Hubo un cambio grande después de que falleció en 2002», sostuvo Látigo.

«Lectoure era el único que manejaba el boxeo en la Argentina y el que tenía todos los contactos. Después apareció Osvaldo Rivero, que también llevó a muchos muchachos y a muchas chicas a ser campeones mundiales, pero ahora no hay nadie como ellos en el país», recalcó quien ostenta la marca de conquistar y defender la corona mundial seis veces en un año (1993).

«La falta de un lugar que centralice los entrenamientos de los boxeadores que pueden ser referentes para que los jóvenes les puedan copiar algo como los hubo en otras épocas con el gimnasio del Luna Park o el de la Federación Argentina de Box», fue otra crítica de Coggi.

«Hoy, los gimnasios están en los barrios, incluso yo tengo uno en Brandsen, pero no es lo mismo, falta que vean a las figuras a quienes emular», añadió.

De inmediato, Coggi reconoció algo positivo de esos lugares al sostener: «Sirven para sacar a los pibes de la calle, que no estén fumando o tomando cerveza en la esquina, mientras reciben nociones de técnica y entrenamiento para iniciarse en la actividad».

«Ahora, los chicos no pelean, les falta actitud, se caen y se quedan en el piso o buscan la oportunidad para tirarse. Hemos tenido boxeadores que se han quedado en el piso, haciendo señas con la mano para que les tiren la toalla», aseveró.

«No quiero hablar mal de mis colegas, pero me exacerba cuando piensan más en el dinero que en la gloria, que no defienden o no buscan un título mundial como debe ser», expresó.

De la nueva camada de boxeadores, resaltó a Brian Castaño, actual campeón mundial superwelter de la AMB.

«Me encantó esa pelea en que cayó por un fuerte golpe del rival y rápido se levantó para ir a pelear y para ganar después por nocaut. Demostró que tiene pasta para ser monarca de su categoría», valoró, haciendo referencia al combate ante el puertorriqueño Emmanuel De Jesús, en el que el pugilista de González Catán obtuvo el título.

Vía: www.deportetandilense.com.ar

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